María del Mar estaba radiante el día de su boda. Guapísima como nunca, se sentía protagonista del final de la primera parte de su historia de amor: se casaba con su novio de siempre, y la felicidad se reflejaba en su rostro. Con ella vivimos los momentos previos, saliendo de la casa donde había disfrutado de sus juegos de niña. Sus padres y hermanas estaban allí para sostenerla, para alentarla, para darle mil besos de orgullo.
Anuncios